Resulta que generar información de la manera periodística tradicional resulta muy costoso, y mucho más aún si se trata de un periodismo de investigación. Pues repentinamente nos encontramos en una era en la que aparecen los blogs, Internet, las tablets y un incrementado número de publicaciones de este estilo con un modelo distinto, basándose en nuevas herramientas y tecnologías que garantizan la inmediatez de la noticia: Twitter es un gran ejemplo, lo podemos observar incluso durante el documental. Se trata de una voz colectiva, a nivel global, con un poder comunicativo que puede llegar a ser un poco complicado de entender a la primera, pero útil como ninguna del pasado. Esto lo convierte en un éxito, pero a su vez, en un gran competidor con la prensa, ya que ofrece inmediatez y capacidad de participación, pero no proporciona la profundidad y capacidad de análisis que contienen los periódicos.

El iPad es considerado el salvador al que desde dentro del New York Times ven como una posible vía de futuro. Ya lo dice David Carr en el documental: “¿Sabes qué? Me recuerda a un periódico”. Un cambio tecnológico, pero poco más allá de él. EL verdadero problema de la crisis periodística la hallamos en una mezcla entre estos cambios tecnológicos y el cuestionamiento del periodismo tradicional tal cual se conocía antes de la aparición de los blogs y estos tipos de comunicación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario