El plagio en la profesión periodística es una cuestión muy seria. El código deontológico del periodismo debe cumplirse, sin embargo, no todo el mundo no lo hace hoy día.
Un periodista debe ser original, emprendedor, lleno de ideas. No debe recurrir al plagio y llevarse el mérito de un trabajo que no es suyo. Es más, un acción de semjante calibre te perseguirá de por vida y tiene sus repercusiones una vez eres pillado.
Recientemente se hizo eco en los medios de comunicación, aunque no sea periodista es un claro ejemplo, que el ministro de Defensa alemán dimitía tras haberse descubierto que copió su tesis doctoral.Tanto la prensa, la radio, la televisión como Internet no han parado de centrar su foco de atención con respecto a este tema, pues está a la orden del día.
En España el palgio no está regulado legalmente, sabemos que está mal hecho y que no debe hacerse, pero en comparación con los Estados Unidos que desprestigian a la persona que copia el trabajo de otro y es demandado, además de que no vuelve a ejercer en su profesión más, no estamos en iguyaldad de condiciones. Sin embargo, atentar contra la Propiedad Intelectual es algo muy serio y que España sí cumple.
El código deontológico no es algo que se aprenda en las Facultades de Ciencias de la Información, constituye una serie de principios que se hacen junto al periodista y que pertenecen a su ética y su manera de actuar.
No obstante, ya nadie parece asustarse cuando los medios de comunicación difunde que un periodista ha sido sobornado por un personaje político, bien para que no difundiera cierto contenido negativo o para que dulcificase dicha cuestión. De ese modo no se actúa de acuerdo a los principios éticos y deontológicos del periodista, pero no parece haber remordimiento por su parte, hacen su trabajo de manera errónea y, encima, engañan al público, les ocultan lo que está sucediendo y no debería ser así.
El pilar básico de todo periodista lo constituye su propio código deontológico, pero siempre y cuando sea correcto. Porque el código deontológico tuyo no tenga en la cúspide como principio la actuación coherente con el público no quiere decir que no esté mal.
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