miércoles, 12 de diciembre de 2012

La violencia y el morbo en los medios de comunicación


¿Nos hemos parado a pensar en la cantidad de violencia a la que estamos expuestos a diario con tan sólo encender la Televisión? 

Desde los inicios de la televisión, la violencia  ha estado presente en la pequeña pantalla. Sin embargo, con el tiempo la audiencia se ha ido educando, y por mucho que digan que no les gusta ver ciertos programas basura presentes en la programación hoy día, no se mantienen en un canal a menos que haya morbo. 

 Muchos padres dejan a sus hijos viendo la televisión para ellos poder hacer sus obligaciones, pero deberían comprender que una niñera no puede ser reemplazada por un televisor. Los niños, sobre todo, menores de 12 años tienden a imitar todo lo que ven a través de esa pantalla y, si se trata de violencia, no sabrían distinguir si está bien o mal, porque si la difunden de esa manera por la pequeña pantalla, tan mala no será ¿no?

Grandes series de televisión como Los Simpsons -que se han mantenido en la cadena de Antena 3 como ya les hubiese gustado a muchas series- acogieron a una pareja de personajes que eran el pasatiempo favorito de Burt y Lisa Simpson: Rasca y Pica. Son un ratón y un gato que están en continuo afán por acabar con el otro, a modo de Tom y Jerry. Nos han dejado escenas graciosa como las que pueden a continuación y que a simple vista, son sólo dibujos, pero no pensamos en el mensaje que se les está enviando a los niños: que la violencia es divertida.

                      

Si retrocedemos a los inicios de la cadena de Cuatro, un programa que suscitó mucha audiencia fue Pressing Catch de la WWE. Era emitido en horario infantil y a pesar de que sea una competición, los niños no cogen ese tipo de mensajes, sólo tratar de ser como ellos, los imitan. 

                       

Y sin irnos más lejos, mucho más reciente es la película estrenada el 20 de abril de 2012 basada en la saga de best-sellers de Suzanne Collins: Los juegos del hambre. La película fue censurada en Reino Unido por imágenes brutales en la versión cinematográfica, y aquí en España ocurrió lo mismo. Tiene un argumento desgarrador: la región ficticia de Panem la compone un Capitolio (quienes tienen el poder) y trece distritos sumidos en la pobreza. Tras la rebelación de estos distritos contra el Capitolio, este aniquiló el décimo tercer distrito. Como castigo para los otros doce restantes, cada año se convocarían un concurso televisivo llamado Los juegos del hambre en el que participarían un chico y una de entre 12 y 18 años de cada distrito para competir por el honor de su distrito y luchar a muerte. Si ganas, consigues comida para ti y para tu familia, pero de 24 concursantes sólo puede quedar uno con vida para ganar el concurso. Un argumento desgarrador y una crítica a a los tiempos de austeridad económica que estamos atravesando así como a los medios de comunicación, ya que difunden contenidos violentos a la audiencia. 

                        
Aquí tenemos la escena en la que muere Rue, una niña de 12 años que concursaba en Los juegos el hambre

                       

Pero como decía al comienzo de la entrada, no sólo estamos expuestos a la violencia sino al morbo. Los medios de comunicación hoy día no se cortan al describirte cómo murió un personaje reconocido sino que te muestran las imágenes del fallecido. 

      

     

                                                  O la imagen del torero que ha sido atacado...
                                           
                                 

Son imágenes que hieren a la audiencia, los medios de comunicación deben informar de lo que acontece, pero tampoco deben mostrar imágenes tan impactantes como esas a las que estamos expuestos continuamente.  En cierta medida, es también nuestra culpa, ya que no cambiamos de canal cuando esto sucede y esperamos que todo lo que se transmita sea similar. No obstante, nuestra obligación es luchar por un periodismo de calidad y no de entretenimiento. 

El plagio en periodismo


El plagio en la profesión periodística es una cuestión muy seria. El código deontológico del periodismo debe cumplirse, sin embargo, no todo el mundo no lo hace hoy día.

Un periodista debe ser original, emprendedor, lleno de ideas. No debe recurrir al plagio y llevarse el mérito de un trabajo que no es suyo. Es más, un acción de semjante calibre te perseguirá de por vida y tiene sus repercusiones una vez eres  pillado. 

Recientemente se hizo eco en los medios de comunicación, aunque no sea periodista es un claro ejemplo, que el ministro de Defensa alemán dimitía tras haberse descubierto que copió su tesis doctoral.Tanto la prensa, la radio, la televisión como Internet no han parado de centrar su foco de atención con respecto a este tema, pues está a la orden del día. 


En España el palgio no está regulado legalmente, sabemos que está mal hecho y  que no debe hacerse, pero en comparación con los Estados Unidos que desprestigian a la persona que copia el trabajo de otro y es demandado, además de que no vuelve a ejercer en su profesión más, no estamos en iguyaldad de condiciones. Sin embargo, atentar contra la Propiedad Intelectual es algo muy serio y que España sí cumple.

El código deontológico no es algo que se aprenda en las Facultades de Ciencias de la Información, constituye una serie de principios que se hacen junto al periodista y que pertenecen a su ética y su manera de actuar. 

No obstante, ya nadie parece asustarse cuando los medios de comunicación difunde que un periodista ha sido sobornado por un personaje político, bien para que no difundiera cierto contenido negativo o para que dulcificase dicha cuestión. De ese modo no se actúa de acuerdo a los principios éticos y deontológicos del periodista, pero no parece haber remordimiento por su parte, hacen su trabajo de manera errónea y, encima, engañan al público, les ocultan lo que está sucediendo y no debería ser así. 

El pilar básico de todo periodista lo constituye su propio código deontológico, pero siempre y cuando sea correcto. Porque el código deontológico tuyo no tenga en la cúspide como principio la actuación coherente con el público no quiere decir que no esté mal. 

miércoles, 5 de diciembre de 2012

El periosdismo en 'La sombra del poder'


La sombra del poder, de Kevin Mcdonald, es una película que vio la luz en el año 2009 y que refleja el mundo periodístico, a pesar de introducir los elementos de ficción.

La idea de llevar esta trama al cine surgió con la serie de televisión State of Play de la BBC. Este trepidante filme narra la apasionante historia en la que Russel Crowe interpreta a Cal McCaffrey, un periodista de Washington DC que investigará el crimen de una mujer con la que su mejor amigo de universidad, ahora un famoso congresista, Stephen Collins, mantuvo supuestamente una aventura.


Analizando la película, en ella se nos refleja cómo son las redacciones de los periódicos estadounidenses en su interior, el trabajo en equipo, el día a día y sus labores profesionales de manera cotidiana. El quehacer periodístico queda más que proyectado en los 127 minutos de la cinta. Montones de papeles acumulados, mucho contacto con los otros medios de comunicación, una buena relación con las fuentes y una extensa tarea de documentación. 

Otro aspecto que han tenido en cuenta en la película, es el papel de la redactora jefe,interpretada por Helen Mirren. La caracterizan de despiadada, pero una vez su periodista se ve implicado en medio del caso no le quedará de otra que cooperar. 

Un rasgo a favor de Russel Crowe y en el que cada periodista en la realidad debería insistir: el contacto y la buena relación con las fuentes. En el filme observamos cómo el periodista acude a fuentes lo más contrapuestas posibles para contrastar la información y llegar a destapar la verdad del caso, ya que se ve implicado, con el fin de no verse envuelto en él y transmitir la verdad a los ciudadanos. La conspiración en el ámbito periodístico me ha parecido una manera muy inteligente de mantener intrigado al público, les mantienen en vilo durante toda la película hasta su desenlace.

Gracias a las fuentes y los contactos que el periodista tiene, logra salir adelanten y desentrañar el misterio que lo ata al caso, hasta el punto en el que su vida corre peligro. Comprobamos  cómo políticos y gente importante del Gobierno se esconden detrás de esta conspiración (de ahí lo de La sombra del poder). Tira, finalmente, más el deber de la profesión que la amistad entre el periodista y el congresista. 

Sin duda, la cinta muestra una cara totalmente deontológica del medio impreso, sobre todo con ese desenlace en el que el protagonista logra redactar la noticia con la verdad al descubierto, se levanta de su sitio y la redactora le dice que la mande a imprimir. Se para frente a ella y le dice: 'Hazlo tú'. Con ello, se da a entender que la jefa, sabiendo la importancia del asunto sólo quería que Cal publicase el artículo sin antes haber sido corregido y supervisado por ella, es decir, para ella primaba el sensacionalismo antes que el progreso de sus periodistas y el bien del propio periódico, además de que el periodista no quería responsabilizarse de las consecuencias que pudiese acarrear la verdad del caso.